Océano y capitán.

 

  • Disfrutar con la participación.

  • Motivar al alumnado y reforzar su protagonismo.

  • Mostrar otras formas de hacer en el aula, a partir de un aprendizaje vivencial y participativo.

  • Acercar la participación a las aulas y, en la medida de lo posible, a los centros educativos.

  • Definir el papel del profesor/a como facilitador/a del grupo a partir de pistas, orientaciones, recomendaciones y material de apoyo.

 

Llevo días hablando del ego. De la aspiración a un reconocimiento como docente en base a datos, a cifras, a evaluaciones docente o a la felicitación del compañero de departamento. Es cierto, que todos tenemos nuestra dosis de ego. Pero pienso que una vez que llegas al aula, el ego lo debemos dejar en casa.

Digo esto porque creo que cuando decidimos encaminarnos en el aprendizaje el protagonismo, debe caer en el alumno. TODO, sin excepción. Ellos son los protagonistas del aula, de nuestra profesión. Y a veces nos despistamos. Y llegamos a clase y hablamos durante una hora sin preguntarles a ellos. Sin tenerles en cuenta. Llego, hablo y hasta mañana «queridos alumnos».

El aula debe ser de ellos. Y nosotros debemos fomentar su participación, estar en un aula de forma activa y no como simple seres pasivos. Digo esto porque creo que es la forma de que sientan la clase como propia, donde ellos sepan que se les tiene en cuenta, de que son importantes y de que su palabra también es escuchada tanto o más como la del docente.

Debemos ser el timón del barco. Solo girar, hacía aquí o hacía allí. Pero el mar es el que decide. El mar es el que elige por nosotros. Nosotros solo somos timón. Porque ellos también mar pero también capitán.

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